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Es en el corazón mismo de la farola donde arde su llama. En la línea que separa una parte de la otra, en eso que sueñas y temes perder.
La soledad, el veneno de los besos llegó bajo la piel, creando un sueño que no existe, alimentado solo por sus orgasmos y la pertenencia. Poco a poco, frente a las puertas, una a una y en los caminos del mundo perderá la intimidad y el alma.
Ahora tiene miedo y no sabe donde ir... amor niño, inocente, busca la reconciliación. Sin culpa, víctima, pide perdón.
Pero aún vive.
El golpe fue sordo, llegó al corazón abierto y caliente.
-es necesario partir.
.miguel omar
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mayo 20, 2010
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